Canción de Cuna {3}

No se imaginan la felicidad que me colmaba cuando mi hija nació pero por mas que hubiera querido no podia dejar de pensar en ella ..

" ... - Traigan una camilla, se le ah parado el corazón ..! - gritaba nervioso el medico cuando ella dejo de respirar y un suave sonido sonaba en un aparato alado de mi esposa - .."

Si, luego de que Esperanza nació Hoppy murió, todo esto había sido producto de una enfermedad previa que había adoptado ella desde niña y progresivamente había ido evolucionando en toda su niñez, cuando yo la había conocido ella me explico desde un principio que en algún momento moriría y no precisamente de vieja, la enfermedad se adelantaría si ella se embarazara. Lo cual sucedió tal cual ella había predijo pero lo milagroso fue que Esperanza nació sana, demasiada sana para la sorpresa de ella. Mientras que mi esposa yacía en la camilla con el cuerpo inerte, yo mirándola como si no entendiera lo que realmente sucedía en la habitación se presento un silencio escalofriante pero no duro demasiado, el fuerte y audible chillido de mi hija hizo que todos reaccionáramos, ella había nacido.



A pesar de que la presencia de mi esposa aun estaba en nuestras almas Esperanza llenaba ese vacío con su felicidad, era una niña muy agradable y amistosa con cualquier persona, no tenia problemas en dedicarse una dulce sonrisa cuando un extraño se acercaba y tampoco tenia complejos con dejarse alzar por un extraño, pero obviamente había adaptado el carácter de su madre, ruda hasta el fin. Todo el mundo le decía que era bonita, al principio solo era como cualquier bebe pero cuando comenzó a crecer la belleza emanaba de ella. Tenia el cabello lacio hasta los hombros de un color rubio almendrado, ella solía colocárselo sobre el rostro tapando sus ojos color miel pero siempre terminaba por quitárselo, amaba sus ojos. Era pequeña y menuda pero se podía figurar que tendría buen cuerpo después de los años trascurridos, era blanca aun, no se había expuesto al sol, pero no blanca pálida ya que ninguno de sus dos padres era así, si no un blanco tostado. Una sonrisa angelical como la madre.

Recuerdo un día de Abril cuando nos levantamos en plena mañana, ella aun no asistía al colegio y estaba replanteándome si no brindarle una enseñanza en casa, afuera en donde cualquiera podía verla corría muchos peligros, no quería perderla como había sucedido con su madre. A pesar de que solo tenía cinco años y aun no tenía un vocabulario del todo completo sabia defenderse cuando le imponía sus ordenes. Ella quería conocer el mundo, pero sin ninguna restricción.
En fin, desayunamos juntos como lo hacíamos hacia cinco años, tomábamos jugo exprimido de naranja y un abundante platón de cereal, uno llamados "Chocó Prix", jamás los había escuchado en mi vida hasta que Esperanza los había introducido un día que andábamos de compras. Luego de haber desayunado dejamos las cosas utilizadas sobre la mesada y nos marchamos rumbo al parque. Le había prometí hacia ya mas de una semana que la llevaría, era algo así como un regalo de cumpleaños por lo cual sentía una obligación de no decepcionar a mi hija.

Cuando llegamos allí me arrepentí de llevarla, era mediado de las diez de la mañana pero había demasiada gente en el parque, mujeres mayormente con sus hijos/as jugando, comiendo en algún banco o simplemente caminando con ellos. Esperanza estaba sorprendida por semejante belleza y sonreí a mas no poder imaginándose ya en los columpios o en el tobogán. Se soltó de mi mano y corrió hacia un columpio rojo el cual estaba vacío, se acomodo en el y me llamo sonriendo para que la ayudara a columpiarse.

- Papá hamácame por favor - me pedía con amabilidad mientras esperaba ansiosa -

Sonriendo aunque contra mi voluntad asentí levemente con la cabeza acercándome a ella, sujete las cadenas que colgaban de el gran palo de fierro y la impulse tan solo un poco haciendo que el columpio baja con velocidad y volviera a subir. Su cabello comenzó a alborotarse sobre su pulóver mientras subía y bajaba riendo por la emoción del juego. Hasta extendía una de sus manos en el aire para sentir el gélido viento que travesaban sus dedos mientras el sol daba pleno en sus ojos miel produciendo que los mismo centellaran por la luz solar. Se veía tan bella ..



Pensar que había perdido mi alma, pero mi hija lo iba armando con un pincel de pintura, de su color favorito, dibujando su contorno y llenándolo con su amor.