Cassie H. Beresford

  Cassie tiene el aspecto de una chica dulce y cautivadora. Es de una estatura promedio, mide exactamente 1,58 cm. Su cabello es oscuro al igual que el de su madre y el de su padre, aunque el de este último es un poco más castaño. Cassie es un vivo retrato de su madre, tiene sus labios, su nariz y sus facciones, la única diferencia son sus ojos, los de su madre son grises y los de ella de color miel como los de su padre. Siempre lleva el cabello suelto y liso, muy pocas veces se le ha visto sujetarlo con algo. Es tan pálida como el papel, su piel aporcelanada tiene gran contraste con sus rizos oscuros y con sus perfectos ojos cafés. Esbelta, tiene un cuerpo muy bien formado, su cintura es delgada y con curvas, las necesarias para captar miradas al pasar. Sus labios son delgados y de un tono rosa pálido, su nariz es respingada y pequeña, sus dientes son pefectamente blancos. Cassie tiene facciones delicadas, es como una tierna muñeca de porcelana. Atractiva y agradable a la vista para muchos, nunca pasa desapercibida. Cada vez que sonríe se le forman hoyuelos en sus mejillas.

  Se puede aventurar, se pueden dar adjetivos agradables, y otros no tanto, acerca de Cassie Helen Beresford, la chica-libro de Ravenclaw. Si preguntas por ahí te dirán que es una empollona sabelotodo. Pero tú, ¿Tu te vas a fiar de las habladurías de un grupo de adolescentes?
"I hope you're pleased with yourselves. We could have been all killed... or worse, expelled."


Por supuesto que es inteligente, de hecho, podría tratarse o ser una de las mejores, o la mejor estudiante de Ravenclaw. Pero no lo es. Sí, su pasión son los libros, adoptar y procesar conocimientos, para luego hacer uso de ellos. No por nada es una de las brujas más precoces e inteligentes de su edad, pese a que no haga alarde de ello. No al menos con mala intención. Justamente es de ese tipo de personas que saben, y saben tanto que las palabras brotan de su boca en los momentos tanto más como menos apropiados. Pero no lo puede evitar, y eso le ha valido más de una vez el mal nombre de sabelotodo. Con el paso de los años ha ido mitigando ese “reflejo”, pero vuelve aflorar en ocasiones, más de las que le gustaría. Posee una agudeza mental desarrollada a lo largo de los años, cosa que le permite pensar rápido, valorando las consecuencias. Pero no es un superhéroe, hay cosas a las que Cassie Beresford necesita dedicar más de diez minutos de reflexión. ¡Consecuencias! Pese a que no las teme como antaño, las represalias siguen persiguiéndole. Por ende, todavía reside en ella esa chica con temor y pasión a la par por las normas. ¿Incumplirlas? Un delito, que todavía a día de hoy, le cuesta cometer. Oh no, Cassie las sigue al dedillo, y si ha de saltarse alguna, lo hará a regañadientes. Además, examina con ojo crítico, ejerce de voz de la conciencia y se ocupa de mantener los pies en el suelo.
"Fear of a name only increases fear of the thing itself."


Pero no por nada el Sombrero Seleccionador la puso en su primer año con las águilas. Pese a esa apariencia a primera instancia tímida o incluso retraída, cosa que queda descartada con facilidad, se encuentra el corazón de una gran águila. También la lealtad es el símbolo incondicional que la precede. Incapaz de traicionar a ninguno de sus seres queridos. No, no entra dentro de sus posibilidades, y es que es uno de los más atroces crímenes que a sus ojos, se pueden cometer. Hasta el final, Cassie es incapaz de dejar a alguien en la estacada. Un corazón tan grande que no le cabe en el pecho. Dorado, frágil. Cualquiera lo negaría, cualquiera diría que Cassie no se preocupa más que por sus libros y calificaciones, pero no es así, ni mucho menos. Pese a que por norma general se comporta de forma cordial y agradable, una vez se ha llegado a las puertas de su corazón, se abraza a esa persona con brazos y piernas, emergiendo un lado de la bruja que se creía inexistente. Es divertida sí, pero parece demostrarlo con cierta vergüenza, con esa sonrisa con la cabeza medio gacha, como si no estuviese acostumbrada a transmitir esos sentimientos, a estar relajada. Pero le gusta esa sensación. Pese a que con sus confidencias es bastante reservada, se muestra abierta en general, respondiendo a saludos y sin hacer distinciones de casa. Incluso con las serpientes, con quién debe emplear toda su paciencia y fuerza de voluntad para evitar acabar despotricando.

Más, todavía hay más. Aparte de la bondad que sin embargo, no peca de inocencia, y la gentileza, Cassie es maternal. En ocasiones puede resultar pesado, incluso fuera de lugar, pero tiene ese defecto, o virtud, según se mire. Como se ha dicho antes, es capaz de dar todo y más, y se vuelva en cuerpo y alma por el bienestar de los suyos, apartando el suyo de ser necesario. Se deduce por tanto que es dedicada, no solo a libros, también a personas, causas. Luchadora como muchas otras, persigue firmemente aquello en lo que cree, pese a que parezca una estupidez, o por muy pérdida que parezca la causa. Feminista empedernida. Procura que no roce la estupidez, aunque a veces es inevitable y en esos casos solo dicta el corazón. Éste mismo le lleva a hacer pequeñas actuaciones rebeldes, poco comunes y normalmente mitigadas. No, nuevamente, no le gusta saltarse las normas.
"Just because it's taking you three years too notice doesn't mean no one has spotted I'm a girl."


Tan inteligente para unas cosas y tan torpe para otras. En primer lugar, se debe saber que es sensible, mucho más de lo que parece, pese a que la fuerza que destiles y la frialdad con la que en ocasiones parece actuar lo difumine. Cassie no es de piedra, y no es que se esfuerce en parecerlo, pero no, no suele llorar en público, pues quizás si que tenga un mínimo orgullo escondido. Desgraciadamente, negada para las relaciones amorosas, le cuesta ver que esos sentimientos están ahí. Reconocerlo. Tal vez porque tema verse dañada, o simplemente, porque está tan acostumbrada a ser invisible para el sexo opuesto que le cuesta ver la realidad. Se sonroja con facilidad y no sabe cómo actuar. Parece ser que la sabelotodo-Beresford, no lo sabe todo.

  Cassie nació a comienzos del mes de Octubre, un perfecto día de lluvia. En la casa podía escucharse únicamente, el ruido que provocaban las frías gotas al azotar contra el húmedo césped, sin embargo, un ruido aún mayor opacó por completo a los demás… el silencio abandonó la residencia de la familia Beresford. Los llantos de un bebé recién nacido invadieron la casa, junto a los gritos de alegría de sus habitantes. La última integrante de la familia al fin había llegado.

La pequeña recibió el nombre Cassie en honor a su bisabuela paterna, Caroline.

Los años pasaron y la pequeña creció, once años pasaron desde el día de su nacimiento. Como era de esperarse, Cassie, al igual que sus hermanos, recibió la esperada carta del colegio de mágica y hechicería, Hogwarts. La vida de la pequeña Cassie estaba a punto de dar un giro de 180 grados, pero ella aún no era consciente de ello.

El 1 de septiembre llegó y Cassie tuvo que abordar el Expreso de Hogwarts. Aquel día, fue el día en el que ella descubrió que el mundo no era color de rosa, finalmente Cassie vio la realidad. Unos alumnos con túnicas oscuras molestaban a otro de menor tamaño, todo parecía una típica pelea entre compañeros de clase, hasta que uno de los mayores los llamó “sangre sucia”. Cassie recordaba que dichas palabras no debían ser mencionadas, eran ofensivas e hirientes, sus padres siempre le habían inculcado que la pureza de sangre no era relevante, los magos y brujas valían por sus habilidades o conocimientos, no por la sangre que corría por sus venas.

El sombrero seleccionador la envió a Ravenclawal igual que a sus hermanos y ella no pudo estar más feliz, cualquier casa era mejor que Slytherin, los alumnos con las túnicas verdes le daban desconfianza y no conseguían agradarle, principalmente por su manía por molestar a los demás.

Cassie acaba de cumplir diecisiete años y está comenzando su sexto curso en Hogwarts, sospecha que algo extraño ocurre en el Mundo Mágico y es consciente que su padre le está ocultando gran parte de la verdad. Sin importar los riesgos, la castaña está dispuesta a luchar. Los bandos están en las sombras, esperando el momento para atacar… y ella no piensa ocultarse, no después de lo que le hicieron a su mejor amiga por ser hija de muggles. Cassie tuvo que madurar y hacerse más fuerte, no está dispuesta a perder a más seres queridos a manos de los sanguinarios sirvientes del que no debe ser nombrado.

 
Posesiones Personales:
• Sus padres le regalaron una lechuza el mismo día que recibió su carta de Hogwarts, Carrie decidió llamarla Dawny.
• Desde muy pequeña, Cassie escribe sobre cada acontecimiento importante en un pequeño diario de color carmesí que le regalaron por navidad.
• Posee un relicario de plata con incrustaciones de rubíes, un regalo de su padre cuando cumplió diez años. El objeto está encantado para brillar cada vez que su vida corre algún tipo de peligro.
• Poseee una varita, calderos, libros y diversos materiales escolares.
• Guarda secretamente un reproductor de música muggle.

Otros Datos:
• Es oclumántica, aunque aún es nueva en ello. Su padre decidió que era necesario que aprendiera a cerrar su mente a posibles enemigos, principalmente por los últimos acontecimientos en el Mundo Mágico. Él mismo fue el encargado de enseñarle dicha disciplina, a ella. Cassie, aún no maneja muy bien dicha habilidad y no consigue bloquear sus pensamientos con facilidad.
• No le gusta el quidditch, principalmente por su miedo a las alturas.
• De pequeña fue víctima de un sinfín de accidentes, uno de ellos, ocurrió cuando intentó montar la escoba. Perdió el equilibrio y cayó de una altura considerablemente alta, los resultados fueron un brazo roto y una torcedura de tobillo.
• Esta confundida en el ámbito amoroso.
• Tiene una gran debilidad por la ropa muggle y por todo lo referente al mundo no mágico.
• Le desagrada enormemente la discriminación que sufren los hijos de muggles y mestizos, para ella, la supuesta impureza sangre no es justificación para maltratar a gente inocente.


DEBILIDADES Y MIEDOS:
• Puede llegar a ser bastante insegura, pese a que no lo muestre en el exterior.
• Ser un fracaso, o no conseguir aquello que se propone o es necesario, le aterra.
• Que algo les pases a sus seres queridos, tanto a sus padres como a sus amigos.

MANÍAS:
• Con frecuencia, y casi más como un acto reflejo que como uno voluntario, rueda los ojos cuando alguien dice algo que se le antoja fuera de lugar.
• Fruncir los labios en señal de disgusto o desaprobación.
• Suele responder, casi con impaciencia pese a que aguarde su turno, a la mayoría de preguntas realizadas en clase, sin dar opción al resto.